La energía sexual es la energía más poderosa que existe, es la energía de la vida y la creación.
Desde que nacemos nuestra sexualidad se ve condicionada por causas familiares, culturales y sociales, esto nos lleva a desconectarnos de una sexualidad libre, inocente y satisfactoria, y de nuestra capacidad creadora.
La sexualidad sagrada nos acompaña a ser conscientes de la existencia de la energía sexual-creativa que habita en nosotros y en todo los que nos rodea, a través de la reconexión y la experimentación con nuestras energías femenina y masculina para experimentar la vida en unión y plenitud con todo. Nuestra sexualidad se basa en nuestras experiencias que hemos vivida en la familia, luego en el colegio y experiencias vividas.
En el curso descubrimos temas que quedaron guardados en el inconsciente y que están condicionando nuestro presente. La comprensión y la integración a una nueva visión hacen que cambiemos, y en resultado cambia nuestro entorno.
Dentro de nosotros tenemos energía femenina y energía masculina, seamos hombre o mujer. Tratamos de descubrir cual tenemos más desarrollado y cual menos. Luego haremos ejercicios para equilibrar.
La represión de lo femenino tiene consecuencias muy duras. Nos desconecta de la intuición, de nuestro poder creativo y del amor. La mayoría de las personas tienen miedo a su lado más sensible, suave y vulnerable. Vivimos en un mundo en el cual se nos enseña que , a fin de poder sobrevivir, necesitamos ser fuertes, y que la vulnerabilidad es algo negativo o peligroso, cuando en realidad, llegar a conocer nuestra vulnerabilidad abre las puertas a una mayor fortaleza y autoestima, y nos hace ser más humanos. .
La recuperación del sentir es muy importante para uns sexualidad sana. Si tenemos una coraza creada para no sentir dolor, tampoco podemos sentir placer. Necesitamos volver a conocernos, a saber que estamos realmente sintiendo para poder disfrutar de una sexualidad placentera.